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EL ROMÁNICO PALENTINO.


Autora: LAURA MÍNGUEZ. 



ÍNDICE

1.-   Un poco de Historia
2.-   ¿Qué tiene que ver lo anterior con Palencia?
3.-   Palencia en la actualidad
4.-   El Románico en Castilla
5.-   Características generales del Románico Palentino
6.-   El simbolismo románico
7.-   Aguilar de Campoo
8.-   Alrededor de Aguilar
9.-   El Camino de Santiago
10.- Palencia
11.- Glosario
12.- Bibliografía


 UN POCO DE HISTORIA

En el mes de abril del año 711 Tarik, lugarteniente de Muza –gobernador de Túnez- cruzó el estrecho comandando un ejército compuesto mayoritariamente por bereberes. Durante dos meses sus actividades se orientaron a garantizar el paso de nuevas tropas a la Península mediante la creación de una cabeza de puente en el lugar que posteriormente se llamaría Algeciras. La invasión de la Península ibérica por los musulmanes aparece íntimamente relacionada con la extensión de su poder por el norte de África iniciada al ocupar Egipto entre los años 640 y 642.

A finales de 713 los musulmanes habían tomado contacto con las dos mesetas, el valle del Guadalquivir, los macizos peninsulares y la huerta murciana. El contacto con la población establecida se realizó mediante el sometimiento, la capitulación o el pacto lo que permitió que, poco a poco, la milicia beréber y árabe se fuera convirtiendo en clase terrateniente al ocupar las tierras abandonadas o entregadas por los hispanogodos

En el año 717 los árabes bautizan el territorio conquistado con el nombre de al-Andalus que pasa a ser una provincia –emirato- dependiente de Damasco.

En 929 Add-al-Rahman III se proclama califa de un territorio que ya ocupa dos tercios de la Península y que es más fuerte militar y económicamente que los núcleos cristianos del norte, que no forman una unidad.

 Pero a los pocos años de la muerte del caudillo cordobés Almanzor y mientras la España musulmana se fraccionaba en un mosaico de pequeños reinos, los taifas, esos núcleos cristianos del norte iniciaban una expansión sin precedentes que tuvo como consecuencia inmediata la incorporación a sus dominios de extensos territorios antes sometidos al poder político islámico

En el período comprendido entre principios del siglo XI y la segunda mitad del XIII se produjo en tierras hispanas un cambio radical en la correlación de fuerzas entre el Islam y la Cristiandad: hasta el año 1.000 aproximadamente la superioridad de fuerzas de al-Andalus sobre los diversos núcleos cristianos del norte de la Península había sido evidente, tanto en el aspecto militar como en el económico y cultural.

El progreso militar de los cristianos peninsulares puede contemplarse, desde una perspectiva general, como un aspecto más de la consolidación de la sociedad feudal europea: la Cristiandad latina desarrolla por la fuerza de las armas y la evangelización, un proceso expansivo frente a húngaros, eslavos y musulmanes cuyo resultado será la creación del área geográfica que conocemos como Europa occidental

El avance hacia el sur de los cristianos de Hispania constituye un proceso que puede parangonarse con la penetración alemana al este del río Elba. Los rasgos particulares de los cristianos de la península ibérica obedecían tanto a su condición de fronterizos como a la inevitable ósmosis que se produjo entre sus propias características y las de la formación social de al-Andalus, con la cual se hallaban en pugna pero también en contacto.

El denominado núcleo cristiano occidental se extendía, en los albores del año 1000, desde Galicia hasta la Rioja y desde el Cantábrico hasta el Duero. Desde mediados del siglo XII hasta mediados del siglo XIII la base territorial del conglomerado castellano–leonés creció de forma impresionante y hacia 1250, el reino castellano-leonés se asomaba al Atlántico en el Golfo de Cádiz.

El proceso de expansión desarrollado a lo largo de esos siglos no fue por supuesto lineal, hubo épocas de contención e incluso de retroceso -por lo general cuando el Islam peninsular contó con ayudas del exterior de almorávides y almohades- pero vista en su conjunto, la expansión castellano-leonesa de ese período fue ciertamente grandiosa contrastando con la casi total paralización de la reconquista desde mediados del siglo XIII hasta finales del siglo XV.

¿QUÉ TIENE QUE VER LO ANTERIOR CON PALENCIA?

Pues, habrá que fijar su filiación: entre los años 850 y 911, el reino astur –el núcleo cristiano más importante del norte peninsular- dará el estirón territorial que le permitirá traspasar la Cordillera Cantábrica y llegar al Duero, sentando las bases de la repoblación de la cuenca de este río y acuñando los fundamentos de las dos entidades políticas que se distribuirán su territorio: León y Castilla.

Este avance espectacular se debió tanto a la consolidación del reino en el área montañosa como a la presión demográfica. La repoblación de estos territorios fue dirigida por la monarquía y la nobleza que, apoyándose muchas veces en la fundación de monasterios, pudo crear focos de colonización y explotación agraria. Como los grandes beneficiarios fueron precisamente los nobles y algunos monasterios, se constituyeron grandes patrimonios sobre todo en el área gallego-portuguesa mientras que en las regiones más orientales de León y Castilla la repoblación oficial y la de los grandes señores alternó con la apropiación territorial por parte de individuos y familias procedentes del área cántabra o vascona.

La tierra era la base de la producción y de las relaciones sociales pero el desarrollo de nuevos núcleos de poblamiento, las ciudades, intensificó la producción artesanal y el creciente intercambio de productos. La producción agraria se basaba en el cultivo de los cereales –trigo, cebada, centeno y mijo- y el viñedo que se utilizaba tanto para la fabricación de vino como para las necesidades litúrgicas. Las actividades de tipo ganadero tuvieron en Castilla y León, desde fechas muy tempranas, una gran importancia: junto al ganado vacuno destacaba el caballar -imprescindible para la defensa militar frente a los musulmanes- pero el que alcanzó mayor renombre, convirtiendo a Castilla en una potencia de primera fila, fue el ovino.

La vida urbana conoció un despliegue espectacular en los siglos XI al XIII y en este sentido jugó un papel decisivo el camino de peregrinación que conducía a Compostela. El interés de los monarcas por garantizar la seguridad en el camino de Santiago, facilitó la afluencia de peregrinos. La animación creciente de la ruta alentó a grupos de artesanos y mercaderes, la mayoría de origen extranjero, a establecerse con carácter permanente en diversos puntos del camino buscando protección al amparo de las antiguas civitates de época romana, de fortalezas o de monasterios. De esta manera fueron surgiendo diversos burgos que recibían fueros de los poderes públicos y eran centros activos de la industria y del comercio.

 Pero el desarrollo de la vida urbana no fue una exclusiva del camino francés pues el renacimiento de las ciudades se observa igualmente en las tierras llanas que se extendían entre el río Duero y la ruta jacobea, ejemplos bien significativos lo constituyen núcleos como Palencia, Valladolid, Osma o Zamora que, a partir del siglo XII se convierten en activas ciudades artesanales y comerciales.

El desarrollo de los burgos tuvo su reflejo, en el plano intelectual, en la creación de la escuelas urbanas  situadas por lo general bajo el control episcopal. En Castilla y León florecieron algunas escuelas catedralicias como las de Santiago, Toledo, Palencia o Segovia. El paso siguiente consistió en la fundación de universidades: en el año 1212 Alfonso VIII de Castilla fundó en Palencia el primer studium generale que alcanzó gran notoriedad pero, debido a la falta de medios, comenzó a languidecer y en la época de Alfonso X fue trasladado a Valladolid donde consiguió  consolidarse.

La corona de Castilla, al igual que los restantes países del occidente de Europa, se vio afectada a partir del siglo XIV por una depresión de considerable importancia: la fatídica trilogía de peste, hambre y guerra produjo sucesivas epidemias de mortandad que redujeron los efectivos de población y una considerable fractura social.

En la Crónica de Fernando IV del año 1301 se llega a afirmar que había muerto el 25% de la población aunque el momento de mayor regresión se alcanzó como consecuencia de la Peste Negra de 1348. En el Becerro de Behetrías, libro que data de 1352 se da cuenta de los diversos núcleos de población deshabitados, sobre todo en el obispado de Palencia, en el que habrían desparecido 88 de un total de 420.

Los historiadores no se ponen muy de acuerdo sobre las causas de este fenómeno pues si bien las epidemias de enfermedad y hambrunas son causa de mucha mortalidad, no hay que perder de vista el trasiego de población en busca de mejores condiciones de vida en tierras más meridionales.

La crisis de los siglos XIV y XV benefició a la clase feudal pues se produjo una señorialización de la Corona de Castilla: la alta nobleza pudo consolidar su posición hegemónica al incrementar sus patrimonios con tierras despobladas a las que se concedieron beneficios fiscales que, a su vez, permitieron en épocas posteriores repoblamientos y trasvases de población entre zonas de realengo y de solariego. En las Cortes de Palencia de 1431 se reconocía que “muchos logares son mejor poblados e multiplicados de vecinos, e otros muchos son menoscabados e despoblados

Palencia existía, aunque formaba parte de un reino cuyas tierras estaban, como hemos visto, repartidas entre la monarquía, los nobles y los monasterios y así se mantuvo en los siglos posteriores.

 El poder real se fortalece en el siglo XVI tras la batalla de Villalar. A mediados del este siglo la bancarrota de la monarquía provoca las enajenaciones de bienes y cargos públicos, y las regidurías se venden a la oligarquía urbana. Esto unido a la descomposición del señorío en 1571, privan de representatividad al municipio que queda en manos de unas pocas familias.

 En el siglo XVII la política internacional de los Habsburgo exigió unos gastos desorbitados a la monarquía española. Para sufragar estos gastos los reyes no dudaron en aumentar los impuestos y aliarse con cuantos pudieran contribuir a sostener económicamente la monarquía.  Así en 1700 ejércitos de vagos y mendigos pueblan la ciudad y la provincia de Palencia. Peste y epidemias se ceban sobre una población que malvive.

Fue en el siglo XVIII cuando Palencia empezó a recuperarse pero no llegó a alcanzar los niveles del siglo XVI siendo los sectores industriales más importantes los destinados a satisfacer las necesidades primarias de la población: vestido, alimentación, calzado y vivienda.

El 1813 Felipe Bauzá elabora una división territorial en 44 provincias que se modificará sucesivamente en 1822 y 1829 (Larramendi) aunque será la división encargada por la regente Mª Cristina a Javier de Burgos en 1833 la que fijará las provincias según dos elementos: la capital será aquélla que lo haya sido por tradición histórica y la que cuente con mayor número de habitantes así es que en el caso que nos ocupa, se decidió que fuera Palencia y no Carrión la que diera nombre a la demarcación.

 La mejora de la producción agraria e industrial rompió al tendencia regresiva del siglo anterior aunque no permitió un crecimiento demográfico importante. La crisis de 1864 supone la caída de algunas grandes fortunas y origina una nueva generación de industriales.

La I Guerra Mundial permitió grandes beneficios al proveer a los contendientes, pero al finalizar se perdió una demanda que no pudo absorber el mercado nacional. A partir de 1960 se inicia de forma generalizada la mecanización del campo y como consecuencia, la despoblación del medio rural. La entrada en la CEE conllevó la entrada en la política agraria comunitaria que no ha podido resolver la situación agrícola de aumento de la producción y caída en la demanda de productos extensivos.

PALENCIA EN LA ACTUALIDAD
  
Así es que hemos llegado: en la actualidad Palencia es una provincia perteneciente a Castilla-León, con una superficie aproximada  de 8.029 Km cuadrados, situada entre Cantabria –al norte, de soltera Santander, Cela dixit- León (oeste), Burgos (este) y Valladolid (sur) y con una población censada de unos 180.000 hab.

Enclavada en la cuenca del Duero, Palencia puede dividirse en tres grandes unidades geomorfológicas:

-               La Montaña, integrada en la vertiente meridional de las cordillera Cantábrica ( Peña Prieta, Peña Labra )
-               El Páramo, situado al pie de aquella, que se halla atravesado por los valles de los afluentes del Duero (Pisuerga y Carrión)
-               El Sur, la llanura de la Tierra de Campos.

El clima es continental, si bien experimenta diversas diferencias locales: así, contrasta, por ejemplo, el invierno riguroso y lluvioso de la Montaña con el menos extremado y más seco de la Tierra de Campos.

La economía fue eminentemente agrícola con cultivos de cereal (trigo, avena, forrajes) y la cría de ganado bovino y lanar; en la actualidad cuenta con importantes regadíos dedicados a remolacha azucarera y alfalfa. Tiene una abundante producción de electricidad de origen térmico (zona hullera) y con minas de antracita y hulla en el N. Las industrias más importantes son las de transformados metálicos, materiales de construcción y alimentaria.

En los últimos años es muy importante el auge del turismo cultural que atrae muchos visitantes a la provincia que mayor concentración de arte románico tiene en la Península ibérica.

EL ROMÁNICO EN CASTILLA

 Se denomina Románico a la corriente estilística que se desarrolla en Europa durante dos largas centurias. En España se inicia al superar la primera mitad  del  siglo XI y se prolonga hasta bien entrado el siglo XIII.

El período que rodeó el cambio del primer milenio vio grandes desplazamientos, invasiones, calamidades de todo tipo y hambruna extrema, circunstancias que sumieron a los europeos de aquella época en el conocido terror milenario: el fin del mundo estaba cerca y el Apocalipsis no tardaría en hacer su aparición.

Pero, superado el año 1.000 ninguna de aquellas catástrofes anunciadas se producían y sí ocurrían cambios en el mundo de las ideas, crecían las poblaciones de los feudos y se reactivaba el comercio. La Iglesia católica se puso al frente de un proceso integrador que abrió las puertas a la colonización de territorios y a la formación de nuevos núcleos de habitantes: las abadías y monasterios se convirtieron en focos impulsores y aceleraron el proceso; los monarcas facilitaron esa labor. El occidente cristiano experimentó, en poco tiempo, una revolución espiritual y material.

La fiebre constructora se adueñó del occidente cristiano. Pronto, condados y obispados humildes emprendieron una increíble campaña constructiva y no tardarían en unírseles los nuevos burgos y hasta las parroquias de aldeas que aspiraban a una iglesia propia.

 El arte se puso al servicio de los representantes de Dios tanto en lo divino como en lo humano. Surge el arte románico como una condensación de procesos estilísticos, teológicos, religiosos y morales. Estamos ante el primer arte europeo verdaderamente cristiano que integra en la arquitectura formas escultóricas y pictóricas y que emplea el lenguaje del símbolo para comunicar sentimientos, doctrinas e ideas de la vida.

El Románico es el arte de la formación de Castilla y en el proceso de formación del arte en estas tierras se advierte un impulso de armonización de factores muy dispares: aquí concurren las dos fuerzas que operaban en la formación del pueblo castellano pues lo cristiano y lo europeo iban a prestar la estructura fundamental del estilo.

En las tierras norte-occidentales de la Castilla histórica, domina el románico de tipo más universal, un arte que nace en el siglo XI pero muy marcado por influencias netamente peninsulares ya que no puede explicarse su existencia sin los precedentes de la arquitectura mozárabe, visigótica y asturiana. El primer testimonio románico que descubrimos en Castilla, que es la cripta de la catedral de Palencia –1034- procede de la Cámara Santa de Oviedo y de la cripta de Santa María del Naranco y la segunda fecha, que nos habla de otra influencia distinta de la anterior, es la de la construcción de San Martín de Frómista, en 1066, donde vemos el precedente de pirenaico de la Seo de Jaca.

En el último tercio del siglo XI la actividad constructiva es muy grande y se incrementa durante el siglo XII al convertirse el Camino de Santiago en algo más que una sencilla peregrinación religiosa.

A través de la Ruta, el Románico circulaba en los dos sentidos; la corriente europea llegó a España pero también sabemos que muchas formas españolas, arquitectónicas y decorativas pasaron a Francia. La política de europeización y romanización de España se acentuó durante el siglo XII y fueron mayores las influencias extranjeras tanto de Cluny como posteriormente las cistercienses. También a través del Camino pudieron llegar a Castilla mucho elementos orientales y bizantinos.

Sin embargo, el Románico que fue el arte de la formación de Castilla, no fue el arte de la expansión. Las influencias francesas fueron muy importantes pero el románico castellano se fue haciendo cada vez más localista y rural.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ROMÁNICO PALENTINO

 No puede decirse que el románico palentino presente unidad estilística. Como ya se ha mencionado, la primera referencia nos remite a la catedral de Palencia y unos años después se produce uno de los avances más importantes del estilo en la provincia con la construcción de San Martín de Frómista, enclavada en el corazón del Camino de Santiago y de las iglesias de Santa María y Santiago en Carrión de los Condes de marcadas influencias francesas.

Sin embrago, el románico de tendencia universalista no es la única tendencia que debe considerarse en la provincia. Es suficiente con fijarse en el mapa y observar la prolífica concentración de iglesias del norte palentino, que surgieron a finales del siglo XII bajo la autoridad naciente de los concejos libres que tienen en la espadaña el elemento común que no falta en ninguna de ellas.

Más justo sería hablar de monumentos concretos que de parámetros comunes. En cuanto a las plantas, encontramos de todo tipo siendo las más repetidas las de cruz latina con tres naves y ábsides semicirculares.

Los soportes más repetidos son los pilares cruciformes con columnas adosadas aunque es habitual la semicolumna adosada a los muros perimetrales si la iglesia es de una sola nave. En el capítulo de los fustes podemos elegir: los lisos son los predominantes, pero también los hay monolíticos en las portadas o con abundante decoración fantástica. Las impostas, cimacios y capiteles son de muchísima riqueza inclinándose por los aderezos barrocos.

Lo que unifica el románico es el arco de medio punto, que es el predominante en los edificios, si bien no faltan los apuntados en las construcciones tardías  y lo mismo puede decirse de los vanos, pues los ventanales se unifican por su arco de medio punto, apareciendo arquivoltas y columnillas decoradas entre sus componentes habituales.

Las bóvedas construidas en los siglos XI y XII suelen ser de medio cañón, convirtiéndose en cañón apuntado si avanzamos en la cronología.

Asimismo hay que referirse a las portadas, estructuradas de manera que destaquen del muro de la fachada, tomando forma a través de las arquivoltas que reflejan gran amplitud de motivos y ornamentos escultóricos.

Los frisos con esculturas de Palencia son el prototipo más completo y extraordinario de Europa con la figura del Salvador, rodeado del Tetramorfos y acompañado de un apostolado de cuidada ejecución.

Por último cabe hacer mención de las torres campanario y de las que muestran apariencia defensiva y con planta cuadrada.

EL SIMBOLISMO ROMÁNICO
  
La población medieval era en su mayor parte iletrada y de alguna forma había que hacer llegar el mensaje de Dios y la doctrina cristiana. Los frisos y sobre todo, los capiteles fueron libros abiertos en los que se relataban escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Junto a las escenas religiosas, las mitológicas y las escenas de la vida cotidiana de aquellos hombres completan un panorama lleno de simbología que presenta, en general la siguiente iconografía Palencia:

 Los Santos y la Santidad:

a) Por flores. Se mantiene así una iconografía fijada en el Arte Paleocristiano y heredada del mundo antiguo, ya que el concepto de lo sacro y la santidad va unido a las flores muchos siglos antes de Cristo, desde el Arte Mesopotámico. También por influencia cristiana pasa al Islam. Es muy corriente en el Arte medieval. Las flores, en las arquivoltas de las portadas románicas, son tema muy frecuente. En Palencia tenemos bastantes ejemplos: Santa Eufemia de Cazuelas, Matalbaniega, Salcedillo, Támara, entre otras.

b) Por estrellas. Se fija esta iconografía al final del Arte Paleocristiano. En La Sagrada Escritura se afirma que los Santos brillan como estrellas en el cañaveral. Son estrellas las puntas de diamante tan típicas de portadas tardías en el Románico. Aparecen en la provincia de Palencia, por ejemplo en Quintanatello, en Vallespinoso, en Vergaño, en Vertavillo y también aparecen en ventanas como en Brañosera.

c) Por árboles. La palmera es, entre todos los árboles, el símbolo más típico de santidad. Los salmos hablan de los santos como "hojas verdes de árbol frondoso" y alusiones similares son frecuentes, esto hace que se les representen también por hojas y hojas de palma, símbolo de la victoria. Dentro del románico palentino, puede citarse: Vega de Bur, y Valle del Cerrato.

Cristo vencedor del pecado y de la muerte.

a) Sansón a horcajadas sobre el león: Sansón es figura de Cristo que vence al león, que es el Demonio, con su muerte. El Demonio es la síntesis del pecado y de la muerte. Tiene el románico palentino magníficos ejemplos Moarves, Santa Eufemia de Cazuelas, Dehesa de Romanos, Revilla de Santullán, Aguilar de Campoo -en el Museo Arqueológico Nacional-, Vallespinoso de Aguilar y Astudillo. Aparece tanto en los capiteles de la portada como en el arco del triunfo, dándose además el enfrentamiento con el tema demoníaco.

b) El Pantocrátor: Cristo victorioso al final de los siglos. Los mejores ejemplos, en escultura, del románico europeo están en Palencia ya que sobrepuja en belleza a todos el de la Iglesa de Santiago de Carrión de los Condes. Como la manifestación victoriosa de Cristo se une al Juicio, se debía colocar este tema sobre las puertas de las iglesias en que se administraba justicia.

La esperanza y la fe del Justo.

Estas dos virtudes se sintetizan en la figura de Daniel, en el que se cumple el salmo "lo libraré porque esperó en mí". Hay dos variantes en su representación: de pie y sentado. De pie con las manos extendidas orando o con las manos juntas también orando. Todas estas variantes existen en el románico palentino. Aparece en: Villabermudo, Gama, Astudillo, Resoba, Zorita del Páramo y Villanueva de la Torre.

La vida cristiana es lucha contra el mal.

Aparece el hombre cristiano como un guerrero atravesando con su espada o su lanza bien a un león o bien a un dragón. Así puede verse en Revilla de Santullán, Perazancas, Santa. Cecilia de Aguilar, Moarves, Vallespinoso de Aguilar, San Cebrián de Mudá. Este tema enlaza con el concepto de lucha al estilo caballeresco como aparece en Moarves, Santa Cruz de Ribas o Pozancos.

Las almas de los justos.

La representación más generalizada es simbólicamente por palomas. Esta iconografía, aunque es más antigua, se fija en el Arte Paleocristiano. Aparecen, bien alimentándose del árbol de la vida, representación paradisíaca o bien atrapadas por el pecado y el error. Dentro de los abundantes ejemplos con esta temática, sobresalen los capiteles de San Martín de Frómista.

Demonios.

 La representación más generalizada es por un ave con patas de caballo, cola de dragón y cabeza humana o de animal. También es muy frecuente su representación por un león; aunque éste a veces puede tener una significación positiva -Cristo, León de Juda-. También se representa al demonio por un dragón y serpiente, aunque tuvieron menos éxito.

La sirena es el símbolo de la tentación y si es de doble cola de la lujuria. Representaciones demoníacas aparecen en Pozancos, Barrio de Santa María, Revilla de Santullán; con forma de león  entre otras iglesias en Frómista y Cillamayor y con forma de dragón en Vallespinoso de Aguilar.

Los oficios.

Suelen aparecer unidos a la idea de tiempo o signos del Zodiaco, son muy corrientes para indicar el año y Cristo Señor de los tiempos.

AGUILAR DE CAMPOO

Aguilar de Campoo debe ser considerada la capital del Románico Palentino y de la Comarca. Villa noble de larga y abundante historia que se encuentra ubicada a 100 kilómetros de Palencia en el ángulo noreste de la geografía provincial, es uno de los municipios más carismáticos de la provincia, un rincón de variada oferta cultural, gastronómica y artística, asentado a la vera del río Pisuerga y de prestigio nacional por su industria galletera. Tiene a sus espaldas un pasado que habla de iberos, romanos y visigodos, un pueblo que sabe mucho de la Reconquista y que Alfonso X El Sabio convirtió en villa realenga.

Tiene mucha historia pero conviene centrarse en las representaciones románicas que podemos encontrar en la villa, lo cual no es óbice para que disfrutemos de la arquitectura popular de su casco viejo y de los numerosos palacetes y casonas que jalonan sus populosas callejas y avenidas.

La ermita de Santa Cecilia, en el cerro del castillo, en su falda más oriental, es el prototipo del estilo románico en la comarca y muestra evidente de lo que es una buena restauración. En 1963 fue declarada Monumento Provincial Histórico Artístico. De finales del siglo XII y principios del XIII, tiene tres naves y bóveda central de crucería. En la nave de la epístola, su  elegante torre, que se define en un cuerpo prismático conformado por tres pisos; el primero es macizo, con aspillera; el segundo con un vano a cada lado con arquivoltas semicirculares y el tercero se adorna con doble ventana geminada. Los dos últimos cuerpos están rematados en las esquinas con finas columnas con capiteles vegetales.

En el muro sur y bajo tejadillo, se abre la portada, con arco de medio punto y cuatro arquivoltas de baquetones y medias cañas.

En su interior, escenario propicio que se aprovecha para conciertos de música culta, despiertan interés sus capiteles vegetales e iconográficos. Entre los primeros destaca el de la Matanza de los Inocentes, catalogado como uno de los más bellos y representativos del románico palentino. En el lado derecho del capitel se representa a Herodes ordenando la ejecución de los niños y soldados cubiertos con cota de malla, siendo observados, en segundo plano, por la madres, con manifiesto rostro de impotencia. Otros capiteles hacen referencia a los símbolos de los periodos del reino vegetal, luchas de guerreros y temas bíblicos en general.  

El Monasterio de Santa María la Real está considerado como la columna vertebral del Románico Palentino. Primero por su ubicación, que lo convierte en el centro geográfico y segundo porque en sus dependencias se encuentra el Centro de Estudios del Románico, que está llevando a cabo notables acciones de recuperación del patrimonio.
El edificio que hoy podemos contemplar es el resultado de muchas desazones y muchos anhelos. Un resultado que debemos agradecer a la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar de Campoo, que en el año 1978 se embarcó en la tarea de rehabilitar el inmueble, en ruinas por aquel entonces. Un deseo que vio recompensado en 1987 con la consecución del premio Europa Nostra.

Fue declarado Monumento Nacional en 1866, cuando el desastre era evidente. Fundado en el año 822 por el Abad Opila, el Monasterio vivió sus peores momentos con la  Desamortización de Mendizábal.

 El claustro data del siglo XIII, disponiendo arquerías de medio punto que descansan sobre columnas decoradas con capiteles y cimacios que culminan y adornan la planta baja. La planta superior es una reforma del siglo XVIII. Del mismo modo, en uno de los ángulos del claustro se encuentra la sacristía del siglo XV. La sala capitular tiene planta rectangular, evidenciando la tónica general de todo el conjunto monacal, de clara tónica cisterciense. Se compone de un vano de entrada protegido por sendas parejas de ventanales corridos, con arcos de medio punto que apoyan en columnas de profusa decoración y bellos capiteles. En este punto hay que decir que muchos de los capiteles del monasterio fueron llevados en su día al Museo Arqueológico Nacional, cuando Santa María era una ruina evidente.

La iglesia del monasterio está fechada en el siglo XIII, constituida por tres naves y sus respectivos ábsides (tuvo tres, de los que se  mantienen dos), sujeto todo ello por pilares cruciformes. Cada nave se divide en cuatro tramos. Tiene bóvedas de crucería, a excepción del crucero, que lo son de medio punto.

Del exterior destaca su espadaña, con un vano superior de arco que quiere ser apuntado y otros cuatro debajo. Un reclamo visible que avisa de la grandeza interior y que anuncia la presencia de la portada principal, con sus tres arquivoltas abocinadas sobre parejas de columnas acodilladas.

En la iglesia y su patio del siglo XVIII se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas.

ALREDEDOR DE AGUILAR

El Monasterio de San Andrés del Arroyo es un lugar solitario, que rebosa espiritualidad por sus poros. No en vano, se trata del monasterio de las monjas bemardas, siendo fundado en 1173 por el monarca Alfonso VIII y su mujer Doña Leonor. Del mismo modo, la condesa Doña Mencía fue la primera abadesa del lugar, sobre el año 1181, fecha en la que muy probablemente se estaba construyendo el cenobio que hoy vemos, dependiendo durante muchos años del conocido monasterio de las Huelgas de Burgos.

Cuenta la leyenda que en el arroyo que cruza el valle apareció la imagen pétrea del santo, o al menos eso dicen. Era una señal. Lo cierto es que la imagen, de la que también se duda que sea la original, se conserva en la sala capitular, tratándose de una talla románica de finales del siglo XII.

Como curiosidad, valga reseñar que las abadesas tuvieron cierto poder, sea el caso del privilegio y derecho de horca y cuchillo, ostentando sobre las once villas de la Ojeda, jurisdicción civil y criminal.

El monasterio de San Andrés es la significación de la última etapa del románico palentino. Y lo es con letra mayúscula, como si la trayectoria de todo el saber de un arte que venimos llamando románico, se hubiera concentrado en el convento para dar una lección magistral y trasmitimos una enseñanza: que su visita es recomendable y obligatoria, que sus paredes esconden tesoros que se entienden sólo con la mirada, que su recoleto emplazamiento acerca a la deidad y que su declaración como Monumento Histórico Artístico en 1931 se antoja tardía.

El conjunto andresino, con definidas líneas cistercienses, viene conformado por la iglesia románica del siglo XII, el vestíbulo, el claustro y la sala capitular, como elementos más destacados. El templo viene precedido por una portada de arquivoltas apuntadas que nos invitan a cruzar el umbral, en el que se destapa una sola nave con crucero y tres ábsides que se desglosan en dos laterales de formato cuadrangular y otro central de composición poligonal.

El claustro acapara todo el protagonismo por derecho propio, estando considerado como el más importante del tardorrománico español, englobando un paraíso de bóvedas de crucería, arcadas, columnas pareadas y un vergel de capiteles bordados en piedra en el que se representan los más bellos motivos florales. Y allí, impasible a los miles de elogios recibidos, la columna angular, gruesa, sobresaliente en toda su concepción. El capitel es sublime, consiguiendo el tallista una perfección imposible: la plasticidad de la piedra, moldeada con una habilidad que asombra.

En la galería orientada al este se ubica la sala capitular, cuyo interior vuelve a sobrecogemos con su bóveda de crucería y los nervios que apoyan sobre la columna central. Y en la cabecera, dos sepulcros apoyados sobre leones en los que descansan los restos de Doña Mencía y su sobrina, a la sazón primeras abadesas. 
        
En Moarves de Ojeda encontramos la iglesia de San Juan Bautista que fue declarada Monumento Histórico en 1931, un reconocimiento merecido y contrastado. Un templo del que puede decirse que es santo y seña del románico palentino, siendo muy conocido por todos los amantes y estudiosos del arte medieval en general.

La estampa externa, observada en su conjunto es ya un avance de lo que nos espera en cuanto reparemos en sus detalles. Una construcción en la que predomina una perfecta piedra de sillería arenisca, que le aporta su distintivo matiz rojizo. Un color que se conseguía introduciendo los sillares en agua de cal mezclada con el tinte correspondiente, quizás algún óxido de hierro. De esta forma, además de proteger y permitir respirar a la piedra pasado el tiempo, se consiguió un brillo que sigue llamando la atención del visitante.

Muy llamativa es la fachada meridional, en la que se deja sentir la mano sabia y minuciosa de los maestros canteros. Uno de ellos trabajó con esmero los capiteles de ingreso, mientras que su compañero se hizo cargo del friso superior, el cual está formado por el Pantocrátor, protegido por el Tetramorfos y escoltado por la comunidad apostólica, que se dispone bajo arquería polilobuladas y portando libros y filacterias.

La portada meridional contiene cinco archivoltas, en cuyos capiteles se pueden encontrar diversas representaciones, con iconografía que refleja la eterna lucha contra las fuerzas del mal y lo pecaminoso. Así, podemos encontrar a una pareja abrazándose, músicos, Sansón desquijarando al león, danzarines, personajes luchando y otros leyendo.

El friso viene sostenido por dos ménsulas figuradas: en una de ellas hay un guerrero alanceando a un monstruo y en la otra un personaje de rasgos negroides. Igualmente, los laterales de la portada cuentan con su correspondiente ventanal, cuyos capiteles de acantos recogen grifos afrontados.

En la ermita de San Pelayo de Perazancas, todos los datos indican que la fábrica actual es el resultado de un edificio anterior, como delatan sus restos mozárabes, incorporados en el eremitorio actual. Del mismo modo, existe una lápida en el interior de la ermita en honor del patrono y que fue mandada construir por un abad llamado Pelayo. En la misma se especifica la fecha de 1076, lo que significa que nos encontramos ante uno de los templos más antiguos y con más solera de la provincia de Palencia.

Tiene una nave rectangular de catorce metros de longitud realizada en piedra sillería de buena calidad, destacando el ábside semicircular con bóveda de cascarón. El ábside queda dividido en cuatro partes por mediación de cuatro semicolumnas verticales que recorren el muro desde el tejado hasta la base. Y aquí es donde aparece el alma de San Pelayo, pues en el alero se tejen dos cenefas dobles de exquisita elaboración y remate; la superior con ajedrezado y con estrías la inferior. Fundamentos estéticos poco habituales en el románico de esta tierra y cuya presencia aquí bien podría deberse al influjo foráneo que trasmitían los moradores del Camino de Santiago.

Tiene la portada una arquivolta dovelada, única superviviente de la antigua fábrica, como delatan sus capiteles mozárabes. Asimismo, en el interior de la ermita se conservan restos murales, que se localizan en el ábside. Se rescataron en 1958. Datan del siglo XII y se aprecian pinturas del Pantocrátor, los Evangelistas y un curioso calendario con las estaciones agrícolas.

En Vallespinoso de Aguilar la ermita de Santa Cecilia es todo un encanto. Supone un placer conocerla primero por su aspecto de nave única y peculiar torre circular, segundo por su aspecto juvenil, aunque venga del siglo XII, tercero por su pose, pues se mece sobre un altozano que amenaza con precipitarse a lo profuso de los vallejos que rodean el entorno y cuarto por su sencillez, evidente en su espadaña superior y en sus ventanales con arcos de medio punto, a la altura del ábside.

Posee una gran concentración de detalles románicos: detalles en su portada de seis arquivoltas que parecen anunciar su preciado tesoro, el friso que conforman las columnas de los capiteles y que hacen las delicias de cualquier erudito en la materia. Aquí puede recrearse la vista contemplando motivos vegetales, arpías, guerreros, dragones, un arcángel, centauros o el tema de las tres Marías ante el sepulcro. No menos interesante resulta su belleza interior, ya sea su arco triunfal con la escena de Sansón y el león o la arcada presbiterial donde se representa la condenación del avaro.



La iglesia parroquial de Olleros del Pisuerga, dedicada a los santos Justo y Pastor, es uno de los ejemplos de ermita rupestre de las mejores de España, que fue en su génesis una cavidad en las entrañas del Monte Cildá, correspondiéndose con lo que hoy es la sacristía. Corría el siglo x y se aventura que sus autores y artífices fueron mozárabes que huían del territorio del al-Andalus. Dos siglos más tarde, en tiempos románicos, se añadieron las dos naves  actuales y la espadaña campanario que asoma sobre el montículo de arenisca.

En su interior predomina el arte románico, aunque su estilo no es único. Los arcos son románicos del XII, con falsa bóveda de cañón apuntada y arcos fajones. Los ábsides de bóveda-cascarón y pilastra única sostienen el coro. Tiene también tres columnas, dos artificiales del XVII (sustituidas, probablemente, para garantizar la seguridad de la cueva) y una que mantiene vestigios originales. La decoración, escasa y escueta, se resume en los capiteles del coro, sin pasar por alto el ara romana de su altar.


Este tipo de construcciones fue muy frecuente en las cuencas del alto Pisuerga, siendo notables las muestras -recuerdo más bien- hipogeas registradas por la zona. En las inmediaciones de la ermita hay restos de enterramientos antropomorfos y no muy lejos de su emplazamiento existe una torre fechada en el siglo XVIII que presenta la singularidad de tener una cavidad eremética a sus pies.

En Mave se encuentra el Monasterio de Santa María, a 10 kilómetros al sureste de Aguilar y reconvertido ahora en hostería y restaurante. La iglesia de este monasterio, antaño benedictino, tiene planta basilical de tres naves separadas por pilares cruciformes y se deja sentir en su realización la influencia borgoñona.

Destaca también la cabecera y sus tres ábsides, además de los contrafuertes y los canecillos de la cornisa decorados con animales y músicos, entre otros motivos. La portada se conforma por varias archivoltas apuntadas con dientes de sierra y baquetones, con ocho columnas a los laterales que se perfeccionan con capiteles iconográficos. De puertas para adentro destaca la cúpula de media naranja sobre trompas, no existiendo apenas decoración llamativa, a excepción de algunos capiteles de estilo cisterciense.



San Cebrián de Mudá

La espadaña de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano es la típica montañesa. Tiene una nave, cabecera cuadrangular y fuertes muros exteriores acompañados de contrafuertes prismáticos.

La portada aparece bajo el atrio cubierto, con arco de ingreso y varias archivoltas aderezadas con escocias, diamantes y baquetones. Los capiteles son de hojas dentadas que dibujan motivos geométricos. La cara interna de la iglesia presenta bóveda de cañón, a excepción de la capilla mayor, mientras que los adornos escultóricos se centran en sus capiteles góticos con figuras de guerreros y algunas alusiones fálicas.

En Villanueva de la Torre la iglesia de Santa Marina se estructura en una nave con ábside y presbiterio semicircular. El ábside se divide en tres calles por mediación de columnas entregas, que se preside por una ventana central de dos archivoltas con numerosas puntas de diamantes.

Los capiteles hacen referencia a monstruos voladores que pelean entre ellos. La cornisa se recorre por canecillos de caveto, mientras que los del ábside y el presbiterio muestran figuras humanas.

Su torre es muy vistosa, de presencia maciza y repartida en dos pisos con ventanales. Esta iglesia, en general, muestra una disposición arquitectónica poco habitual en el románico palentino.


Revilla de Santullán
A la vera del río Rubagón, el pueblo estuvo adscrito al Monasterio de Santa María la Real en tiempos del rey Sancho IV.

Probablemente, la iglesia de Revilla, bajo la advocación de San Cornelio y San Cipriano, sea la estrella indiscutible del románico del Valle de Santullán. Se trata de un templo de reducidas pero exactas y proporcionadas dimensiones, de nave única, y ábside semicircular apuntado y bóveda de cascarón.

De belleza admirable resulta su portada sur. Su contemplación no tiene límite. El autor de tan perfecto trabajo, consciente de la veneración que pudieran rendir generaciones postreras, tuvo a bien el dejar la impronta de su firma cincelada: MICHAEL ME FECIT. Mas, por si fuera poco se retrató en la segunda de las archivoltas, figurando como un extra que trabaja con su puntero, apuntándose a un convite al que quizás no estaba invitado. Todo un artista.

 La armonía estética y creativa de las arquivoltas dibujan un panorama en el que lo difícil se vuelve fácil, como si la piedra hubiera sido un material plástico sencillo de modelar. Sus arquivoltas brindan al espectador escenas en las que quedan representadas la Última Cena y numerosos capiteles iconográficos y foliáceos. También pueden verse arpías enfrentadas, un león, un centauro, monstruos y las Tres Marías ante el sepulcro. El conjunto se corona con la cornisa, plagada de canecillos con figuras animales y humanas.

 De igual suerte, los muros del ábside y de la nave siguen sorprendiendo por su abundante recreación de motivos bien acabados, entre ellos, personajes con instrumentos musicales y algunas alusiones de corte fálico.

Ya en el interior, sobresale el buen estado de conservación de su arco triunfal y sus correlativos capiteles con los temas de Daniel entre los leones y Ángel con alas. La iglesia puede situarse, cronológicamente, en el siglo XII. Tenía pinturas murales, quedando hoy unas réplicas de mal gusto y peor ejecución. Las originales se vendieron a principios del siglo xx.

En la capilla del Evangelio otra nueva muestra de pila bautismal románica, de forma poligonal y austera decoración.

San Salvador de Cantamuda  es la capital de La Pernía, antiguo condado de la misma. La iglesia de San Salvador es uno de los templos románicos más completos. Influenciada por la escuela asturiana, destaca su unidad arquitectónica, que ha mantenido sus parámetros originales desde su creación en el año 1123. Es obra de canteros anónimos y fue declarada Bien de Interés Cultural en 1993.

El templo tiene cruz latina, contando con una nave, crucero y tres ábsides semicirculares en la cabecera. En el transepto se erige una linterna falsilla que se hace coincidir con la estructura abovedada del interior.

Los canecillos de la cornisa son de caveto en su mayoría, aunque hay otros referidos a escenas humanas y zoomórficas. La espadaña, orientada al oeste, tiene tres cuerpos que rematan en un frontón triangulado. Lo más curioso de la iglesia es el pasillo que comunica los tres ábsides, además de las columnas con fustes de la mesa del altar.

La decoración interior hay que reducirla a los capiteles de las ventanas, decoradas con motivos de animales y vegetales.

EL CAMINO DE SANTIAGO


        
 El Camino de Santiago atraviesa y cruza la provincia de Palencia de este a oeste, enmarcándose en la comarca de Tierra de Campos. Es una línea casi recta que parte la provincia en dos mitades y se inicia en la población de Itero de la Vega

En Boadilla del Camino encontramos el Rollo Jurisdiccional, levantado en el siglo XV, que es una columna de piedra que solía estar rematada por una cruz y era insignia de jurisdicción. En muchos casos servía de picota para exponer públicamente las cabezas de los ajusticiados. En la plaza en la que se halla esta columna encontramos la Iglesia de la Asunción con un retablo renacentista y una pila bautismal labrada con motivos geométricos.

De ahí partiremos hacia Frómista donde Aymeric Picaud , autor del Códice Calixtino, sitúa el final de la sexta jornada. Esta villa, cercana al cruce entre la ruta principal jacobea y la vía secundaria procedente del País Vasco y Cantabria, era un enclave muy importante en el Camino, su topónimo, derivado del vocablo latino frumentum, evoca la abundancia de trigo en la zona.

En el casco urbano se encuentra la iglesia de San Martín, uno de los edificios más notables del románico pleno peninsular. Sufrió radicales restauraciones en 1894 y 1904. Se suprimieron entonces diversas dependencias añadidas a lo largo de los siglos para recuperar su aspecto primitivo de templo exento, aislado de su entorno. En términos generales, se respetó la estructura arquitectónica medieval, mientras que las piezas con decoración escultórica en mal estado se trasladaron al Museo de Palencia y se sustituyeron por copias con la letra R para distinguirlas de las originales.
Doña Mayor, viuda de Sancho III de Navarra, al retirarse a su Castilla natal fundó en Frómista este monasterio con un hospital anexo "por amor a Dios y a sus santos y por la remisión de mis pecados", según su propio testimonio. En su testamento de 1066 le destina una cuantiosa dotación, manteniéndose bajo su patrocinio y el de la familia real hasta 1118, año en que doña Urraca lo dona a la abadía de San Zoilo de Carrión, ingresando entonces en la órbita cluniacense.       
 Las obras debieron comenzar dos décadas después de la primera fecha referida, a juzgar por la perfección que denota la planta si se compara con las de otros edificios datados en tomo al 1080. Aunque el testamento hable de un monasterio, eso no implica que se estuviera construyendo o que ya existiese la iglesia actual, sin duda posterior.
Es un templo de medianas dimensiones. Su planta responde a la tipología característica de los grandes centros del Camino en torno al año 1100, con tres naves separadas por pilares cruciformes, la central más amplia y alta que las laterales pero no lo suficiente aún como para permitir la apertura de un cuerpo de ventanas; crucero con la misma anchura que la nave central y cabecera con tres ábsides escalonados en planta y alzado. Asimismo, el pequeño tamaño de los sillares denota relaciones con la arquitectura lombarda, mientras que las dos torres cilíndricas de la fachada remiten a modelos carolingios.
El edificio sobresale por la armonía y proporción de todos sus elementos, tanto en el interior como en el exterior. En las naves, las bóvedas de medio cañón apean en arcos fajones que voltean sobre las columnas adosadas a los pilares, y los ábacos de billetes se prolongan a modo de imposta sobre los paramentos separando muros y cubiertas. Destaca en especial la cúpula sobre trompas dispuesta en el crucero, que por fuera se trasluce en un curioso cimborrio octogonal.

La belleza y el equilibrio de sus volúmenes se completa, al exterior, con un gran despliegue de canecillos, muchos de ellos con temática obscena, e impostas abilletadas que confieren singular suntuosidad al conjunto.

 Sin embargo, es en los capiteles del interior donde se concentra la mayor riqueza escultórica con un amplio repertorio de motivos vegetales y zoomorfos. Sobresale en particular la labor de un maestro formado en el estudio de las obras clásicas se inspira en un sarcófago romano del siglo II custodiado, durante la Edad Media, en la iglesia de Husillos, a 25 km. de Frómista (hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid). Este sepulcro, decorado con el mito griego de la Orestíada, sirvió precisamente de sepultura a un miembro de la poderosa familia de los Ansúrez, patrocinadora de la reforma eclesiástica y de la implantación de la orden cluniacense en la zona. La importancia de este sarcófago radica, no sólo en suministrar al artífice medieval un nutrido repertorio de imágenes, sino en haber servido de fuente para la definición de su estilo. La acusada tendencia hacia los volúmenes plenos y el sentido plástico del desnudo y del movimiento en las anatomías y en las túnicas revelan ese origen. así se aprecia con nitidez en los capiteles del arco triunfal de la cabecera.
Similar admiración por el mundo antiguo denota otro capitel, en las naves, que ilustra la célebre fábula del cuervo y la zorra. Es una de las primeras ocasiones en que el arte románico se sirve de la fábula clásica, sin duda a instancias de la alta jerarquía eclesiástica interesada en hacer un tipo de predicación más asequible a las clases populares. Este capitel está estrechamente vinculado con el del Pecado Original, en la cabecera del templo. En ambas escenas, los protagonistas sucumben a la tentación por orgullo; el eje de simetría es un árbol y el objeto de la seducción (la manzana del pecado o el queso del cuento) es redondo.
Muy singular resulta también un capitel de las naves laterales que nos ofrece una de las primeras imágenes de la iconografía laboral de los constructores románicos. En él dos porteadores transportan una cubeta suspendida de una percha, un cantero desbasta un sillar y dos operarios preparan la argamasa.
En el interior del templo se desarrolla un complejo programa de pecado y redención. El ciclo comienza con dos capiteles dedicados a la caída de Adán y Eva en el Paraíso; en uno Dios les recrimina tras su desobediencia, en el otro se representa el Pecado Original mismo. Una figura eclesiástica con báculo y un demonio flanquean a Adán y Eva que, desnudos y dispuestos en torno al árbol prohibido con la serpiente, se cubren los genitales con las manos. Se insiste así en la encrucijada en que se encuentra el hombre tras la caída: el camino del diablo que conduce al vicio y la condenación eterna o la senda de la virtud y de la salvación a través de la Iglesia. El fácil camino del mal se muestra en muchos capiteles donde personajes desnudos que cabalgan sobre leones encarnan al pecador dejándose arrastrar por las tentaciones. No faltan asimismo alusiones más concretas a otros vicios, corno la ira y la discordia, simbolizadas a través de los enfrentamientos de guerreros; y, sobre todo, la lujuria, a la que se refieren los abundantes personajes desnudos, entre ellos los del citado capitel inspirado en el sarcófago de Husillos. Tampoco se prescinde de las imágenes emblemáticas de los dos castigos que obsesionaban en el mundo románico: el del avaro (un hombre con una pesada bolsa llena de monedas suspendida de! cuello) y, en especial, el de la lascivia (una mujer cuyos pechos y genitales devoran serpientes y animales inmundos).
 Frente a estas representaciones, otras inciden en la importancia del trabajo como castigo meritorio y medio efectivo para obtener la salvación. Aquí, a diferencia de la norma habitual en el románico, esta idea se ilustra, no con las faenas agrícolas, sino con las labores de la construcción. En el espinoso camino hacia la virtud se exaltan otros valores positivos, como la concordia (capitel con personajes abrazándose)  y se insiste en el papel indispensable de la Iglesia que encauza las conductas y las plegarias de los fieles y actúa de intercesora ante Dios. Finalmente, el capitel con la Adoración de los Reyes reincide en el mensaje de esperanza y proclama el carácter universal del sacrificio redentor de Cristo.

Siguiendo el recorrido llegamos a Villalcázar de Sirga o Villasirga. De inmediato vendrá a nuestra memoria el rey Alfonso X «El Sabio», que dejó impronta por sus Cantigas dedicadas a Santa María la Blanca. La iglesia está bajo su advocación, teniendo la patrona buen culto mariano en la comarca por su fama milagrera. El templo, que fue de la Orden del Temple, está fechado en el siglo XIII.

Destaca el pórtico sur con sus arquivoltas y doble friso. Es un templo eminentemente gótico, pero con resonancias románicas, visibles en sus dos portadas y en el friso superior. En su interior, genial altar mayor del siglo XVI y los tres sepulcros del infante Don Felipe, Doña Leonor y un caballero del Temple, todos del siglo XIII.

No hay que olvidar que nos encontramos ante una edificación llena de ritos, mitos y leyendas, pues se trata de una obra templaria que se ha ganado a pulso el apelativo de capilla sixtina del arte románico ojival y que debe parte de su actual esplendor al que fuera presidente de la República, Manuel Azaña.


Si Frómista se configura como un enclave fundamental del Camino, Carrión de losCondes fue la ciudad más importante de Tierra de Campos. Capital de uno de los primeros condados de Castilla, gozó de un enorme esplendor político y mercantil, sobre todo durante el reinado de Alfonso VII, llegando a tener una población de 12.000 vecinos, una decena de parroquias, cinco conventos y varios hospitales. Aymeric Picaud la describe como una villa industriosa y muy buena, y rica en pan, vino, carne y en toda clase de productos. También el célebre geógrafo árabe del siglo XII El ldrisi se refiere a ella como una ciudad floreciente, de mediano tamaño y con abundantes cosechas.

De gran tradición ferial y bordeada de arte y cultura por sus cuatro costados, ya sea su iglesia de Santa María, la de Santiago, el convento de las Clarisas o los aledaños de ermitas y calzada o su caserío de casas solariegas, la ciudad se asienta en la margen derecha del río Carrión y fue tierra poblada por celtas, vacceos y romanos, estando dominada después por godos y árabes.

Carrión alcanzó su madurez en la Edad Media, celebrándose en ella Concilios y Cortes y fue escenario de luchas y guerras como las que libraron Sancho II de Castilla y Alfonso VI de León.

El municipio fue condado muy codiciado, perteneciendo en su día a Don Pedro Ansúrez, fundador de Valladolid, a Doña Catalina de Lancaster, a quien se lo regaló su esposo Enrique III y a Doña Teresa, nieta del rey leonés Don Bermudo I que fue el que fundó el condado carrionés en el año de gracia de 995.

La ciudad de Carrión fue importante núcleo judío en el siglo XIV tal y como demuestra la existencia y popularidad que alcanzó el rabino Sem Tob. Fueron siglos de esplendor en los que llegaron a convivir de forma pacífica colectivos de distintas ideologías, religión y credo. Además, es la cuna del Marqués de Santillana.

En 1496 se llevó a cabo un desgraciado proceso inquisitorial en el que algunos vecinos fueron condenados y quemados por herejes o judaizantes.

Por otra parte, el municipio ha estado siempre muy ligado al Camino de Santiago, no faltando hospitales y albergues en los que se hospedaban caminantes y transeúntes.

Varios edificios románicos nos hablan de su prestigioso pasado. Uno de los más relevantes es el Real Convento de las Clarisas uno de los más antiguos del mundo que fue  inaugurado en 1260. La iglesia es de una sola nave y fue reedificada en el siglo XVII. En la planta baja del convento, construido en un palacete del siglo XII, se ha instalado un museo en el que pueden admirarse pinturas de la escuela madrileña del siglo XVII, esculturas de San Francisco de Asís, tablazones de arte mudéjar, instrumentos de mortificación o el curioso Niño Jesús de Praga.

La iglesia de Santa María del Camino, de clara referencia a su ubicación, es la más antigua de las existentes en Carrión, del siglo XII y con excelente friso románico, canecillos y ajedrezado. Se dice que su portada hace alusión al famoso Tributo de las Cien doncellas. Es Monumento Nacional.

Tiene planta rectangular y tres naves, además de crucero y cabecera de tres ábsides, aunque el central se reconstruyó posteriormente. Lo realmente meritorio es su portada del sur bajo soportales, sobresaliendo por su buen hacer la archivolta externa en la que se dejó la impronta de treinta tallas bastante erosionadas. La escena se completa con un friso con la temática de la Adoración de los Reyes Magos y canecillos con representaciones animales y humanas.

En la calle la Rúa se encuentra la iglesia de Santiago, del siglo XII.  Su portada es una de las obras más excelsas del románico, quizá obra de los templarios. Aunque no existe documento que avale la mano de los caballeros de esta orden, en esta singular Iglesia de Santiago las características constructivas siguen los cánones habituales para este tipo de edificios. De la época románica se conserva la magnífica portada y el ábside, formado por tres capillas semicirculares. La nave se modificó en el siglo XVI y cabe pensar que la Iglesia formaba parte de un conjunto monástico con hospital para asistir al peregrino.

 En el friso exterior un imponente Cristo en Majestad domina todo el conjunto escultórico del que los apóstoles son parte integrante. La arquivolta historiada representa a 22 figuras de provecta edad y luenga barba, símbolos de las cofradías de artesanos y no los 24 ancianos del Apocalipsis, como se ha querido ver, ya que sólo 22 forman su conjunto y los dos restantes son dos leones custodios, símbolos del conocimiento. Entre las figuras puede verse al forjador, al monje, al zapatero, al herrero, al cocinero, al músico y la bailarina, al escriba, y en los capiteles, escenas del Juicio Final y la Resurrección de Lázaro.

Lamentablemente, y como consecuencia de un incendio en tiempos de la Guerra de la Independencia, no podemos conocer el templo original. Todo el conjunto, pese a ser de finales del siglo XII, rompe con la tónica del estilo, pues aquí las figuras parecen tener vida. Lo más importante, permanece, siendo también Monumento Nacional.

PALENCIA

Palencia es la ciudad del río Carrión por excelencia. Capital que se descubre en la comarca de Tierra de Campos, pero que siente las influencias de la hermana comarca del Cerrato, está situada al sur de la provincia y es rica en monumentos y rincones representativos.
Aparece como ciudad en el siglo I totalmente romanizada. Con la caída del Imperio Romano, Palencia se convierte en sede episcopal con el reino hispano-visigodo, disfrutando de grandes privilegios. Con la llegada de los musulmanes, la ciudad y toda la provincia se despuebla y no será hasta el siglo XI cuando vuelva a instaurarse la sede episcopal en Palencia, consiguiendo de nuevo el carácter de ciudad. Pero fue Alfonso VIII quien dio fuerza al municipio, otorgando a los obispos el derecho a nombrar a los alcaldes del concejo y fundando en 1208 la primera Universidad de España, siendo obispo en esa época Tello Téllez de Meneses.

En 1387, las mujeres palentinas, ante la ausencia de hombres, tuvieron que luchar contra las tropas del Duque de Lancaster que llegaba con la intención de invadir la ciudad. La batalla fue ganada por dichas mujeres, por lo que a partir de entonces pueden lucir la banda dorada en su traje típico, privilegio que hasta esa batalla solamente tenían los caballeros.

En el siglo XVI la ciudad experimentó grandes cambios, viviendo una época de prosperidad económica que culminaría en el siglo XVIII con la llegada de una de las derivaciones del Canal de Castilla hasta la capital. Todo un acontecimiento. La guerra napoleónica también dejó su huella, debido a que la ubicación estratégica de la urbe fue un plato muy apetecible para los franceses, obligando a los palentinos a aprovisionar a sus tropas.

Por otra parte, durante la I Guerra Mundial, Palencia despuntó en su desarrollo industrial al abastecer a las tropas de la contienda (industria harinera, lanera y de armas).

La primera referencia románica de Palencia es la catedral, encontrando en el subsuelo de la misma la primigenia seo, continuación de la cripta visigoda, lo que la sitúa a la cabeza del románico español por derecho propio.

La Cripta de San Antolín se encuentra en el subsuelo de la Catedral de Palencia. Una construcción que tiene dos partes diferenciadas, presentando elementos visigóticos y románicos. La parte visigoda tiene su propia historia, en la que se asegura que el rey Wamba mandó construir un pequeño templo a finales del siglo VII para acoger las reliquias del mártir francés San Antolín, trasladando sus restos mortales desde la ciudad de Narbona.

 Asimismo, el monarca Sancho el Mayor descubriría tiempo después el mencionado lugar, levantando un templo románico de mayores dimensiones, encomendando la tarea al obispo Ponce de Oviedo. Está fechada en el siglo XI, siendo uno de los primeros monumentos románicos del país.

La leyenda cuenta que el rey Sancho se encontraba de cacería persiguiendo a un jabalí que se ocultó en una vieja gruta. El monarca entró en la cueva e intentó disparar una flecha al animal, que se había refugiado en lo que parecía una pequeña ermita abandonada y semioculta. Al intentar disparar su flecha, una fuerza oculta le detuvo el brazo. Después pudo comprobar que en la cueva se encontraban los restos del santo galo, prometiendo levantar un templo en su honor, si recuperaba la movilidad de su brazo.

El recinto se compone de una nave de 17 metros de largo diferenciados en cuatro tramos a través de tres arcos fajones, con bóveda de cañón y ventanas de medio punto. A partir de aquí arrancó la nueva Catedral palentina, conocida como la Bella Desconocida, quizás por los encantos que encierra en sus cimientos, invisibles al turista, salvo que decida cruzar el umbral.

La Cripta es el referente de todos los palentinos que acuden puntuales, cada 2 de septiembre, a beber el agua del pozo. Una tradición muy arraigada que previene los males y reconforta el alma.

Villanueva de Pisuerga, pueblo sepultado bajo las aguas del pantano de Aguilar, contaba con una iglesia que, bajo la advocación de San Juan Bautista, es el último monumento del recorrido que hacemos en el presente curso.

El edificio se desmontó y sus piedras fueron trasladadas hasta la capital, descansando largo tiempo en un retiro que sirvió, sin duda, de purgatorio, porque una vez aliviados los pecados, los responsables del patrimonio cultural de la Delegación Diocesana dieron su visto bueno y he aquí el resultado: un pequeño templo románico en medio de un emblemático parque.

Tiene una nave y ábside semicircular en el que se abren dos ventanales, estructurados con arco de medio punto; resulta muy interesante fijarse en los detalles de los capiteles pues en ellos se representa el tema de Adán y Eva (capitel derecho de la ventana central) y serpientes mordiendo los pechos de una mujer en el capitel derecho del ventanal orientado al sur.

La portada sobresale del muro, teniendo un tejadillo con canecillos exentos y seis arquivoltas protegidas por un guardapolvos. El conjunto descansa sobre doce capiteles que representan a los Apóstoles.


GLOSARIO



Ábsides: Parte de la iglesia situada en la cabecera que sobresale de la fachada posterior y que, generalmente tiene plana semicircular ( aunque puede ser poligonal) y cubierta abovedada

Almohades: Seguidores de Ibn Tumat que en el siglo XII construyeron su imperio sobre las ruinas de los almorávides

Almorávides : Tribu guerrera del Atlas que llegó a dominar la Península durante los siglos XI y parte del XII
Apocalipsis: Último libro del Nuevo testamento que contiene las revelaciones escritas por el apóstol San Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo
Arco de medio punto: Arco con trazado semicircular
Arcos fajones: Los que sostienen la bóveda de cañón
Arpías: Monstruo de la mitología clásica con cuerpo de mujer y rostro de ave de rapiña
Arquivoltas: Cada uno de los arcos abocinados de una portada románica o gótica
Aspillera: Abertura larga y estrecha en un muro para disparar por ella

Baquetones: Molduras redondas que tienen la forma de un tallo o de un junquillo

Bereberes: Natural de Berbería, en el África septentrional, se considera la tribu más antigua de esta zona

Bizantinos: Habitantes del Imperio Romano Oriental, Bizancio
Bóvedas medio cañón: Bóvedas desarrolladas a partir de arcos de medio punto
Burgos: Nombre que se daba a las ciudades de nueva creación en la Edad Media
Califa: Nombre que adopta el máximo mandatario del Imperio musulmán
Canecillos: Cabeza de una viga
Capiteles: Del latín cabeza, es el remate, más o menos ornamentado, del fuste de una columna o pilar
Caveto: Moldura cóncava cuyo perfil es un cuarto de círculo
Cenobio: Monasterio
Cimacios: Designa lo que está encima: la parte superior de una cornisa, o la tablilla que remata los capiteles
Cimborrio: Torre de planta cuadrada u octogonal situada sobre el crucero de una iglesia
Cisterciense: Perteneciente a la Orden del Cister, que sigue la regla de San benito y que fue fundada por San Roberto en el siglo XI como reforma de la orden clunyacense
Claustro: Patio cuadrangular rodeado de galerías porticadas con arquerías que se apoyan en columnas y que sirve de lugar de tránsito o recogimiento
Contrafuertes: Construcción adosada al muro, a la manera de una pilastra y que sirve para reforzarlo y contrarrestar los empujes de las bóvedas
Crucería: Bóveda característica del gótico que deriva de la bóveda de arista románica pero es más ligera
Crucero: Espacio cuadrado en el que se cruzan en una iglesia, la nave mayor con la transversal o perpendicular
Cruz latina: Planta de iglesia con la forma de la cruz en la que murió Jesucristo
Desamortización de Mendizábal: En el siglo XIX se pusieron en venta los bienes en manos muertas por disposiciones legales
Emirato: Territorio gobernado por un príncipe o caudillo árabe
Escocias: Molduras cóncavas cuya sección está formada por dos arcos de circunferencia distinta y más ancha en su parte inferior
Espadaña: Remate superior de la fachada de una iglesia con un hueco donde están instaladas las campanas
Filacterias: Elemento decorativo en forma de tira de piel o pergamino en la que está escrita una leyenda
Frisos: Cualquier franja decorativa que se desarrolla de forma horizontal en cualquier zona de la pared
Fustes: Son los cuerpos de las columnas
Grifos: Aves fabulosas de la mitología griega y del antiguo oriente, dotadas de pico de águila, alas poderosas y cuerpo de león
Habsburgo: Dinastía austríaca que reinó en España en los siglos XVI y XVII
Hipogeas: Excavada en la roca o debajo de la tierra
Impostas: Superficie de la que arranca, iniciando su curvatura, un arco o una bóveda
Linterna: Elemento arquitectónico de planta circular o poligonal que remata una cúpula o una torre con objeto de iluminar, mediante vanos, el espacio interior
Ménsulas: Apoyos en saledizo que sirve para sostener algo, una escultura, un balcón, una cornisa, etc
Mozárabe: Cristianos que vivieron en tierras musulmanas hasta el siglo XI y que posteriormente emigraron a las tierras del norte

Nave de la epístola: La que se origina en el lado izquierdo del presbiterio, visto de frente

Oligarquía: Gobierno de unos pocos
Paleocristiano: Todo lo relativo a los primeros cristianos
Pantocrátor: Cristo en Majestad de las portadas románicas y góticas
Pilares: Elementos sustentantes que pueden tener muy variadas secciones
Portadas: Lugar por el que se ingresa a una iglesia y que está en la fachada
Presbiterio: Área del altar mayor hasta el pie de la grada por donde se sube a él
Realengo: Pueblos que no eran de señorío ni de las órdenes sino que pertenecían al Estado

Regidurías: Oficio del regidor

Sillares: Piedras talladas en forma de paralelepípedo

Solariego: Fundos que pertenecen plenamente a sus dueños

Taifas: Reinos en los que se dividió  la España árabe al disolverse el califato cordobés
Tetramorfos: Representación real o simbólica de los cuatro evangelistas
Transepto: Es un galicismo con el que se designa el crucero
Trompas: Bovedilla semicónica, con la parte ancha hacia fuera, que sirve para pasar de la planta cuadrada a la octogonal de la cubierta
Vanos: Hueco que interrumpe un hueco o pared

BIBLIOGRAFÍA

   AAVV   Ciclo de conferencias sobre el Románico y el Camino de Santiago      organizado por la Diputación Provincial de Palencia.
Palencia, 1983
AAVV,    El camino de Santiago
 Ed. Edilesa, León, 1999
AAVV,     La España Románica, volumen I.
 Ediciones Encuentro, 1978
Frontón, Isabel, “El arte románico en el Camino de Santiago
Ediciones Jaguar, Madrid, 1999
Izquierdo Pascua, Julio César “Rutas del románico en la provincia de Palencia
Ed. Castilla, Valladolid, 2001
LAJO, Rosina, “Léxico de arte
                            Ed. Akal, Madrid, 1999




 Texto y fotos: Laura Mínguez
Maqueta:  Daniel García-Parra
Foto portada: Iglesia de San Martín, Frómista. Realizada por Daniel García-Parra