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27 de septiembre de 2012

CLARIVIDENCIA DE UN CIENTÍFICO


Leí el otro día una anécdota de Michel Faraday que me hizo gracia porque ilustra a la perfección la ignorancia supina que de casi todo tienen muchos de los hombres y mujeres que se dedican a la política, que suele quedar en vengonzoso manifiesto en cuanto se salen de su vacua verborrea y se enfrentan a la realidad del trabajo de los hombres de ciencias, letras, educación y demás saberes, verdaderos arcanos para los próceres de la cosa pública.

Para los que tenemos nuestros conocimientos científicos un tanto oxidados, recuerdo que Faraday (1791-1867) fue el científico británico verdadero fundador de la electroquímica y el electromagnetismo, cuyas aplicaciones prácticas fueron nada menos que los generadoress y los motores eléctricos sin cuya existencia el mundo de hoy sería muy otro.

LordWilliam Gladstone (1809-1898), a su vez, fue el Primer Ministro británico que modernizó las estructuras internas de Gran Bretaña y amplió el imperio británico con la conquista de Egipto y Sudán, asegurando de esa forma la ruta a sus territorios de la India.


Cuenta la anécdota que un día de la primavera de 1855 Michael Faraday daba una conferencia pública en la que mostraba sus pioneros experimentos sobre la electricidad y el magnetismo. Entre la audiencia se encontraba William Gladstone, entonces Ministro de Hacienda y futuro Primer Ministro. Gladstone se levantó y le espetó al investigador: todo esto es muy bonito, ¿pero alguna vez le encontraremos una aplicación práctica?”, a lo que Faraday respondió: no se preocupe, algún día el gobierno cobrará impuestos sobre esto”.

Fotos: Michel Faraday y William Gladstone. 


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