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20 de abril de 2012

EL TEMPLO DE DEBOD


Hasta el prepago he tenido hecho en una ocasión para ir a visitar Egipto. No pudo ser; semana antes los egipcios decidieron comenzar su revolución hacia la democracia. Habrá que esperar tiempos mejores y la salud que lo permita.

Quizás por esa penilla que llevo dentro, estando paseando el otro día por Madrid me acerqué a visitar el templo de Debod. Se encuentra situado en lo que fue el Cuartel de la Montaña donde tántos madrileños dieron su vida por defender a la República frente a la sublevación militar. Pero eso es otra historia para otro día.

Se trata de un pequeño templo, casi capilla, dedicado a Amón y construído ya entrado el periodo Ptolemaico, es decir, cuando Egipto ya no era tan Egipto. Además tiene influencias nubias, dado que Debod se encontraba cerca de la Primera Catarata, muy al sur del Nilo.

Cuando comenzó la construcción de la gran presa de Assuan su destino era ser inundado por las aguas, cosa que ya le ocurría seis meses al año con la presa antigua; de ahí que su estado no fuese demasiado bueno, con graves daños en sus relieves y pérdida de toda policromía. Aún así, fue desmontado por piezas, trasladado a la cercana isla de Filé y posteriormente a Alejandría.

Terminó en Madrid porque fue donado por Egipto al Estado español en agradecimiento a nuestra participación en la obras de salvamento de los templos de Abu-Simbel cuando fueron trasladados piedra a piedra prácticamente para ser salvados de la inundación de la nueva presa. No era Madrid, ni mucho menos, el emplazamiento ideal del monumento ni por entorno, ni por climatología –que está dañando a la piedra- ni por nada más que el centralismo de esa ciudad que hasta hace bien poco rapiñaba todo objeto artístico de interés que se encontrase en nuestra geografía o fuera de ella; así ocurrió con la Dama de Elche, la de Baza, las coronas visigóticas o puertas y lienzos enteros de la Alhambra, por poner algunos ejemplos.

La reconstrucción, utilizando piedra de Villamayor (Salamanca) allí donde faltaban piezas, fue complicada por ausencia de planos fiables y por conceptos historicistas un tantos discutibles que llevaron a emplear materiales tan anacrónicos como el papel maché o la silicona o a crear pisos y celdas donde nunca jamás los hubo.

Pero ahí está; un tanto maltratado por el clima, y por el salvajismo de algunos ciudadanos pero dándonos la oportunidad de acercarnos a un poquito de la historia del gran Egipto.

Les ofrezco algunas fotos, además de las expuestas, en :

Foto de cabecera: el Templo de Debod, a finales del s. XIX en su emplazamiento original. Tomada por Francis Frith.

El resto de las fotos son del autor.

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