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14 de diciembre de 2011

LA DAMA



Reflexión de nuestra compañera Laura Mínguez sobre cuándo o por qué etiquetamos una obra como obra de arte.

LA DAMA

En el pensamiento sobre arte que actualmente se publica ronda mucho la idea de unicum, que ya he nombrado, como característica esencial de los objetos artísticos más buscados tanto por los amantes del arte como por el capital.

Pareciera que la cotización de los mercados fuera el termómetro real del valor de un objeto elevado a la categoría de obra de arte. Como ya he apuntado en otra ocasión, la inserción de cualquiera de ellos en un espacio artístico –galería, feria, subasta- lo convierte inmediatamente en obra de arte y, por lo tanto, en objeto de deseo, inversión, distinción y, en algunas ocasiones, de exhibición (si no acaban en una caja fuerte).

Pero ¿cuándo es o deja de ser un unicum? La primera vez que vi El Pensador de Rodin fue en el Museo de Glasgow, después lo he visto más veces en otros lugares: la factoría (Fundación Rodin) creada por el ilustre pensador produce aún hoy y por encargo, cualquiera de las esculturas que concibió en vida el míster al tamaño y por el precio que uno quiera gastar; la idea de unicum decae pero relativamente ¿quién de nosotros no se apunta a un auténtico pequeño pensador en una mesilla del salón? Y no deja de ser una obra de Rodin.

Uno de mis amigos tiene un grabado de Goya, regalo de una compañera de Instituto, que, siendo de Biología y no teniendo descendencia, consideró que ese cuadrito familiar merecía ser contemplado con otros ojos ¡qué felicidad! Y no es el único.

Unicum, cotizado, colocado en un espacio artístico….hay objetos a los que estos términos le quedan, a pesar de todo, muy pequeños. Me fascina la sensación que producen algunas obras de arte y que trascienden lo material, lo humano y lo terrenal con una fuerza inconmensurable: en el año 2006 grandes fastos precedieron y arroparon la visita de la Dama de Elche a su ciudad natal; para la ocasión fui invitada a dar una conferencia sobre el evento o la propia Dama y decidí exaltar esa trascendencia con el título “Las tres vidas de la Dama

Creada como sacerdotisa de la diosa Tanit -hay polémica sobre el tema... ¿Siglo V a.d.C o siglo XIX en talleres albaceteños?- sólo conservamos el busto de lo que debía ser una escultura completa al modo de otras contemporáneas suyas encontradas no muy lejos de la zona, tampoco parece un columbario como la Dama de Guardamar…muestra un rostro de piel muy fina, con los ojos ligeramente entornados en un pensamiento introspectivo y enmarcado por rodetes y collares con cacelotillas que debían contener sustancias para acercar el alma a lo divino, arropada por tres túnicas que han perdido sus colores.

Objeto sagrado durante un tiempo, cayó en desgracia y, por suerte, quedó sepultada en una finca que llegó a ser propiedad de una familia de alcurnia; un labrador adolescente, de nombre Manolico, se la tropezó con el arado (así lo contaba mi padre, los cronistas oficiales lo hacen más rimbombante) y a partir de entonces fue exhibida durante un tiempo en los balcones de la casa familiar en La Glorieta, como signo de ilustración de tan nombrada familia; ya no tiene carácter religioso pero ahí sigue, tan bella, tan solitaria, ahora tallada no sólo por cinceles, también por las pequeñas mutilaciones de la vida bajo tierra y casi sin maquillaje, con la cara lavada por las filtraciones del terreno.

Empieza su segunda vida y sus viajes y su importancia como símbolo de un pasado que unía a los habitantes del Mediterráneo en una suerte religiosa por encima de lo comercial; ahora a París, comprada para su más renombrado museo, después es reclamada y debe volver a España como representante casi única de las raíces femeninas de lo español, y en ese vaivén ahí sigue, concentrada en sí misma, tan guapa, dejándose colocar sobre una peana para su contemplación.

La exaltación de lo local, más cercana en estos tiempos que lo nacional, produjo un movimiento de unión patrio en Elche para que volviera a su tierra: se engalanó la ciudad de una manera increíble, se arregló la zona del centro y los alrededores de la magnífica basílica de Santa María, se construyó el MAHE y se restauró el Castillo de Altamira, por todas partes había esculturas de escayola que la representaban libremente, de tamaño colosal, se le preparó una capillita a la que había que acceder a través de rigurosos controles y con aire acondicionado…..fue espectacular y allí estuvo ella, tan digna y tan bella, recogida sobre sí misma, ensimismada a pesar de las miles de miradas.

¿Qué tiene de atractivo lo que en el fondo no es más que un trozo de piedra arenisca labrado y deslavazado por el paso del tiempo? Observada en esta tercera vida como protagonista de un movimiento nacionalista que consiguió unir a contrarios y atraer inversiones a una ciudad que ahora se quiere más cultural la Dama se creció. Pero no es más que un trozo de piedra tallado.

Si tenéis tiempo y ganas, id a visitarla a su casa de Madrid y pasad un buen rato contemplándola, si es posible, desde lejos y desde cerca, mirándola de frente o de reojo, rodeándola o enfrentándola, veréis cómo, al cabo de un rato, os entran muchas ganas de arrodillaros o de rendirle pleitesía de mortal…. ¿qué tendrán algunos objetos a los que hemos otorgado la categoría de obra de arte?

Autora: Laura Mínguez

Foto: La Dama de Elche

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