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10 de noviembre de 2011

LOS CUERNOS DEL PATRIARCA


Hay errores históricos. Perdón por la frase hecha que tanto usan los políticos de medio pelo y menos cerebro, para quienes la historia funciona en periodos de cuatro años. Me refiero a histórico de historia, de la de cuatro millones de años que no recordamos, más otros cinco mil que están en nuestra memoria gracias a estos gusanitos negros que llamamos escritura. Hoy vamos a hablar de uno de esos que no deja de tener su gracia desde hace más de mil quinientos años.

¿Se han preguntado ustedes alguna vez por qué en las representaciones plásticas de Moisés me lo dibujan, graban, esculpen o pintan con un par de de hermosos cuernos? Sí, me refiero al Moisés patriarca de la Biblia que sacó al pueblo judío de la esclavitud de Egipto (los egipcios nunca utilizaron esclavos de forma masiva, pero bueno). Aquél que siendo bebé se hizo un viajecito por el Nilo en una cesta de mimbre sin que se le comieran los cocodrilos ni nada; el que separó las aguas del Mar Rojo o que en un rebote monumental rompió las Tablas de la Ley que recién le había dado Dios matando de paso un montón de judíos a los que acababa de salvar. Eeeese, que se parecía a Charlton Heston en una película americana. Pues si se fijan ustedes, desde la magnífica escultura de Miguel Ángel para la tumba del papa Julio II hasta la humilde talla gótica  del pórtico de la catedral de Burgo de Osma, cuya foto he adjuntado para ilustrar lo que les escribo, pasando por los grabados de Doré y tántas más obras de arte, su frente está adornada por dos cuernecillos (uno en el caso de Osma por la incuria de tiempos y hombres)  que le darían un toque de broma pesada de foto de instituto si no fuera porque hablamos de tan gran patriarca de tres religiones.

Pues la culpa de tan dudoso adorno la tiene un error que ha hecho historia. En la Vulgata, la Biblia oficial en latín de la Iglesia Católica, cuando describe a Moisés bajando del Sinaí con la Ley de Dios en sus brazos, nos dice que tenía la cabeza con cuernos. Como suena. Esta Biblia es el resultado de la traducción que del griego al latín hizo Jerónimo de Estridón más conocido por San Jerónimo, Padre de la Iglesia de quien ya he hablado en otros artículos. Estamos en el siglo IV – V después de Cristo. Hasta ese momento las Sagradas escrituras eran un conjunto bastante heterogéneo de libros  traducidos del griego por diversos autores  de calidad y estilo muy variados. Fue San Jerónimo el que se impuso la ardua tarea de hacer una traducción a la lengua vulgar, el latín, que sirviese de guía a eclesiásticos y feligreses. De ahí el nombre de Vulgata. Curiosamente, desde que el latín dejó de utilizarse como lengua hasta el Concilio Vaticano II en el siglo XX, la Iglesia no quiso saber nada de nuevas traducciones a lenguas comunes para ser ella la única intérprete de la palabra de Dios que mira lo que pasó con los protestantes por ponerse ellos a leer por su cuenta los muy herejes.

Bueno, pues el caso es que bien por el escaso dominio del griego de San Jerónimo, bien por estar agobiado dándose cantazos con una piedra en el pecho para evitar las tentaciones de la carne (qué otras) que le enviaba el diablo, en el pasaje referido de Moisés bajando del Sinaí, en griego se utilizaba una expresión (no me pregunten, que el idioma de Homero lo olvidé según lo pude aprobar) que venía a decir que el hombre bajaba “con la cabeza resplandeciente” o “con el rostro encendido” cuya grafía es similar a la de “cabeza cornuda” Algo así como el himno inglés “God save (salve) the Queen” se parece a “God shave (afeite) the Queen”. Muy parecidos pero mejor no equivocarse, sobre todo delante de un inglés.

Pues eso fue lo que hizo nuestro buen Padre de la Iglesia: equivocó las grafías y tradujo cabeza cornuda donde había que poner cabeza resplandeciente y por aquello de que las cosas sagradas mejor no meneallas, cada vez que un escultor o pintor representaban a Moisés le plantaban su par de cuernos tan ricamente, como venía en la Biblia que es la Palabra de Dios.

 Fotos: pórtico de la catedral de Burgo de Osma. Grupo escultórico en el que se halla Moisés y detalle de su cabeza. Realizadas por el autor.

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1 comentario:

Claudia Baelo dijo...

Hola. Y Séfora sin enterarse de los "vulgatis defensas" ;^) .Si Jerónimo hubiese llevado una vida sensual como Dios manda pero...,ná una mala racha la tiene cualquiera y le pilló por medio La Vulgata ;^)
Saludos!