Select a language

19 de junio de 2010

TEMBLORES HISTÓRICOS


Existe una sensación experimentada por la mayoría de los amantes de la Historia que tiene algo de sobrecogedor, y me explico: hay lugares físicos -también objetos- en los que la Historia se siente a un nivel muy profundo, casi poético. Lugares en los que te sientes empequeñecido y a la vez emocionado y asombrado de estar ahí, porque ahí ocurrió algo que cambió el devenir de los hombres, u ocurrieron cosas terribles o fue el escenario de la vida de alguien extraordinario. En definitiva sitios donde el pasado y el presente son intemporales y tú de alguna forma lo sientes. Sé que me he explicado como el pompis (que decían nuestras queridas monjitas en tiempos) pero hay sensaciones que no se pueden describir más que con la poesía y, por desgracia, poesía no soy yo.
Esta sensación la he tenido muchas veces y en muy distintos escenarios pero en uno de los que lo sentí con más intensidad fue en la Acrópolis de Atenas. El estar viendo con mis ojos las mismas montañas y mar que veía Egeo mientras esperaba las velas blancas que le anunciarían el regreso con vida de su hijo Teseo, estar sintiendo con los pies el mismo suelo que pisó Sócrates, acariciar las piedras que previamente imaginó Fidias, ver desde lo alto ese Ágora donde se confeccionó la cultura occidental cosiendo magníficos retales orientales con los hilos del racionalismo heleno, pensar que por allí paseó Pericles o, mejor aún, su magnífica Aspasia (¡qué mujer!), el golfo de Alcibíades, mi padre espiritual Herodoto y tántas cosas más, todo ello provocó que tuviera que decir a quien conmigo venía que se me había metido algo de un estilobato en el ojo mientras tosía fuerte para para expulsar el huevo que se me había encajado en el garganchón.
Tras la visitar Atenas, continué viaje a Rodas. Tengo que decir, a fuer de ser sincero, que disfrutaba de un crucero, ya saben, 2.000 personas encerradas en un barco para jartarse a comer, disfrazarse de capullos y bailar la conga entre las mesas del lujoshortera comedor del buque. La isla de Rodas, y perdón por la tonta disgresión sobre barcos y cruceros, fue conquistada por las gloriosas tropas de Mussolini como puntal de su nuevo Imperio Romano centrado en el Mare Nostrum, en este caso suyo.
Pero los magníficos restos arquitectónicos que allí dejaron de los caballeros de la Orden del Temple no le debieron parecer suficientemente grandiosos al Duce, más amante de fasciomonumentos que de honrosos, aunque un tanto ruinosos, legados históricos. Así que los hizo restaurar dando por resultado un híbrido entre decorados de Cinecittá (obra también de don Benito) y un Exin Castillos . Fabuloso. Y si llega a pillar los restos del Coloso hace con ellos un muñeco de Mattel; lástima que fueran comprados como chatarra para hacer armas por un avispado comerciante medieval.
De vuelta al barco y ya en la cena (antes de tener que bailar la conga) una compañera de mesa, magnífica matrona de temblorosas carnes en los antebrazos (no recuerdo bien si ataviada de odalisca o de vestido de noche) se dirige a mí para espetarme: “Lo que hemos visto hoy sí que es bonito y no como aquello (sic) de Atenas que estaba todo roto y destrozado” Han pasado varios años y cada vez que siento el temblor de la Historia en alguno de esos lugares ombligo (ónfalos para los pijicultos) de la humanidad, se me viene a la mente la cara de gilipuertas que se me quedó ante la crítica demoledora de aquella buena señora. No es mala terapia para los ataques agudos de esnobismo.
(Foto: vista de Rodas desde el puerto)
Junio de 2.010


2 comentarios:

lagata dijo...

jajajaja, muy bueno, ha viajado usted mucho eh!, a mi me gustaria conocer egypto, eso si q tiene q ser fascinante, debe ser una sensación increíble!

lagata dijo...

a mí realmente hay una parte de la historia, de la poca q pude dar en la eso, que me impresionó, es el holocausto, cuando lo estudiamos me quede impresionada, vimos peliculas, nuestra profesora nos conto cosas que pasaron, y la verdad esq pase una semana horrible, la verdad que hasta ese momento, no me habia dado cuenta de lo que es la politica, el poder de un solo hombre, cuando la gente le apoya, y de como el ser humano, a veces sale de su mundo humano y vuelve a convertirse en bestia salvaje, es una parte de la hitoria, que me impacto mucho, cuando pasas por lugares donde sabes que mataron a judíos, y ves las marcas, da esa sensacion q usted dice, aunq en ese caso es una sensacion horrible, pareces volver al pasado y sentir el miedo que debieron pasar...